30 de septiembre de 2009

y si no os gusta...


Camino sólo por la calle. Mis piernas parecen alfileres en estos pantalones. Hace frío. No miro exactamente al frente. Me gusta ir pensando en mis cosas mientras camino rápido. Me cruzo con un tío vestido parecido a mi y se me queda mirando. No te imito, tranquilo. Abro la cremallera de mi chaqueta oscura, cojo el mechero y enciendo un cigarrillo (Es curiosa mi relación con el tabaco). Cruzo en rojo un paso de peatones sin alterar mi paso. Soy demasiado pasota. Además sé que van a parar y no me importa que me insulten. Es Otoño y eso me encanta. Ya hay charcos que se pueden pisar en el suelo. Me gusta sentirme urbano. Me gusta el tráfico, la poca luz y los edificios altos. Llego a la playa y empieza a llover. No me importa mojarme, también me gusta. Dos chicas se me quedan mirando y hablan entre ellas. Un puto taxi me empapa los zapatos. Tengo el pelo empapado sobre la cara. Enciendo el segundo cigarro. pienso un poco en ella otra vez y empiezo a canturrear una de los Who. Soy raro, pero todo esto me encanta. Si hubiese traído la cámara de fotos... Me piden fuego. Sigo caminando y choco con un tío que me mira como si me quisiera matar. Quizás quiera hacerlo. Tiro al suelo el cigarro. Ya estoy llegando a casa. Saco del bolsillo las llaves y abro la puerta. Inmediatamente me meto en la ducha. Salgo, me medio visto y toco un poco la guitarra en el suelo. Soy más o menos feliz.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran Eduardo R. Pomar

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