25 de noviembre de 2009

Rock&roll

Vuelve el rock&roll y eso a te encanta. He dejado de dormir contra la pared, aunque alguna noche aún lo haga. Quizás por vicio. Vuelvo a la Telecaster. Y, aunque no olvide, sobrevivo. Aquí sigo con el cigarro en la mano que no sujeta el hielo en el Brugal. Vuelvo a coger el móvil con ilusión y vuelvo a jugar al ahorcado. He dejado los obligados paseos de noche. Puede que dejarse llevar suene demasiado bien, pero... Quiero jugar y salir perdiendo. Sé dónde me meto, pero ¿sabré salir? ¡Me da igual! Una intensa historia de canción. Tengo un sueño que voy a cumplir. Cogeremos la carretera y quemaremos escenarios. Vuelve el rock&roll y eso a te encanta. De vez en cuando aparecerás en mi sueño y nos lo pasaremos bien. He vuelto a hacer el ridículo y a mostrarme tal como soy. He vuelto a ser sincero. Vuelvo a salir a matar. Vuelve el rock&roll y eso a te encanta.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran Eduardo R. Pomar

14 de noviembre de 2009

La gastada metáfora de la noria


Estoy bien. Salgo, me divierto, me río, me tomo algo y escucho música. Pero de repente tu apareces, y me enganchas y me abstraes. Entonces no pienso, te evito, no sé si quiero verte. Aunque en realidad no haya otra cosa que quiera más que verte. Soy y estoy, pero soy menos. Una foto o un simple iconito verde me cambian el rumbo, me atraen, me atrapan. No puedo. No puedo. Te vuelvo a evitar. De sobra sabes que eres la primera. Haga lo que haga estás. No te veo, y a veces no te siento, pero estás. Te debo muchas cosas, pero eres un puto agujero negro de ojos verdes. Habrá un día en que no pueda más y te cambiaré por otra cosas. Quizás alguna estrella me entretenga, pero ahora mismo sólo quiero volver a matarte. Recurro a la gastada metáfora de la noria. A veces subo, pero siempre vuelvo a bajar y... todo gira en torno a un centro

3 de noviembre de 2009

Duele, duele

Duele. Duele escuchar nuestras canciones. Duele pisar nuestros lugares. Duele no saber nada o saber demasiado. Duele El Rompeolas. Duele pensar en rozar tu piel. Duele. Duele no saber como reaccionar. Duele amar. Duele Pereza y acabar un cigarrillo. Duele pensar. Duele que te vayas aún más lejos. Duele que me pidas perdón. Duele no poder volver a matarte ni sudar juntos. Duele saber que da igual que duela. Duele que no te duela. ¿O sí? Dolería que te acercases. ¿O no? Duele hablar tanto de . Duele tu imagen y tus fotos. Duele mi abrigo. Duele tu libro, tu regalo, tu letra, duelen tus frases. Duelen mis recuerdos y mis amigos. Duele la filosofía. Me duele respirar. Duelen tus contestaciones y tus silencios. No sé qué es peor... Me duele sacar cada canción y cada acorde. Me ahogo. Me duele sentarme a ver el mar pasando frío. Me duele todo y me duele saber que seguirá doliendo. Me duele saber que todo da igual, que reirse es lo mismo que llorar. Me duele estar a oscuras sentado contra la pared. Me duele abrir los ojos y no ver nada. Me duele tanto escribir todo lo que me duele... Duele haber sido una carga. Me duele no poder decirte lo que me duele. Mucha suerte.

Sena moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

1 de noviembre de 2009

Ejemplo de entrada mediocre


Es pronto. Ya me he despertado hace un rato. Me tomo un café sentado mirando por la ventana, sin camiseta y despeinado. De haberlo sabido... La ciudad esta activa. Es un típico domingo agradable. Buena temperatura. Las pequeñas olas que se atreven a chocar contra las rocas y las escaleras me recuerdan al verano. Ahora estoy bien. Tranquilo, relajado y sin demasiadas preocupaciones. Otra vez Quique González invita a la nostalgia y a pensar. Dice que la vida te lleva por caminos raros. Estoy de acuerdo. No me apetece fumar. La playa está llena de gente caminando y perros corriendo. El café va bajando. El fin de semana ha sido largo. Me refiero a las noches más que a los días. Más de lo mismo: Mina y Brugal. Estoy descalzo y tengo algo de frío en los pies pero... soy demasiado vago. Llevo un rato escribiendo y aún no he dicho nada ¿verdad? ¿Qué esperábais...? Se terminó el café. Mucha suerte.


Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar