27 de octubre de 2009

Habitante más

¿Qué pensar? ¿Con qué me quedo? Tengo pánico a la verdad, a esta verdad. Nunca pensé que me encontraría aquí diciendo esto. Me siento algo ridículo. Suena Quique González. Yo también me drogué con promesas. Quizás hoy sea el día de no sé... de ir más allá. No sé lo que quiero, no sé lo que sé ni lo que quiero saber. Y aunque tú no lo sepas sangro canciones. Canciones que son tuyas con melodías que son mías. Que bonito todo ¿no? Te aseguro que no. Te has dejado. Puede que hayas querido. Tampoco lo sé. Tampoco quiero saberlo. Cuando pienso en ti tiemblo. Mira, pequeño rock&roll, soy víctima de nuestra locura y nuestro corazón. Ahora me duermo al despertar y me despierto al soñar. No sé qué te haría si te viera. Puede que ni me atreva a decir la primera palabra. Fuimos kamikazes enamorados. Ahora no somos. No soy. Sólo soy dudas. Dudo hasta de mi música y mi estilo. Un Leiva en potencia y un mal día de Bécquer. Perdido por garitos y abrazos. Por calles y pensamientos. No me arrepiento de nada. Ni de los "te quiero", ni de los portales. Estás equivocada, pero aún así, mucha suerte. Cuídate. Sólo soy un habitante más.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

22 de octubre de 2009

Valiente 2

Y aunque me mate escuchar sus canciones o me destroce pisar nuestros lugares, soy valiente. Sé que se me escapa la persona de mi vida, la persona con la que habría sido feliz, con la que habría hecho las mayores locuras y con la que habría pasado todo el tiempo del mundo, pero ¿qué le puedo hacer? Lo he dado todo. Nunca le he fallado, pero en realidad, creo que era pedirle demasiado. ¿Debería dejarlo todo por mí? Puede que no. Yo lo haría por ella, pero... No quiero echar culpas. No es mi estilo. Prefiero fumar un cigarrillo y tratar de no pensar. Prefiero escribir una canción a ver que sale. Ya me pensaré si quiero saber más de lo que sé. De momento escupo parte de mi corazón en canciones, me siento en el suelo, hablo con gente especial y me duermo apoyado sobre la pared. Mucha suerte.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran como yo. Eduardo R. Pomar

21 de octubre de 2009

Se acabó

Esto ha llegado a su final y esta es mi forma de contarlo:

No soy un tipo normal, un romántico depresivo de la vida,
y hoy no tengo nada más que tus libros, mis canciones y tus amigas.
"Lo siento, tenemos que hablar" 2000km han jodido nuestras vidas.
Lo fuimos todo, dimos envidia, no nos cansábamos de amar.

Pero hoy lloro con Pereza, ya no soy lo que era,
odio esta puta tristeza, tu me vuelas la cabeza.

ESTOY EN UN MUNDO TAN COMPLEJO,
TENGO MIEDO DE TUS HUESOS,
YA NOSE NI LO QUE QUIERO.
HOY YO SIENTO QUE VUELO,
NO SÉ SI ES QUE ME MUERO
O ES QUE AÚN TE ESPERO.

Prefiero no pensar nada, hacer que no me entero,
decirte que te espero, ofrecerte el mundo entero.
Sincero, siempre he sido sincero, quizás demasiado bueno.
Has llegado a mi final.

Llamadla como queráis.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

15 de octubre de 2009




Tarde muy Beatle. Ha hecho frío y he disfrutado del día. Pero el gran momento ha sido el de llegar a casa casi de noche helado de dar una vuelta por la playa, de fumar un par de cigarros y cansado de un día normal de pleno Otoño y poner varios recopilatorios de los Beatles, tirarme en el sofá y cerrar los ojos. Me sentía bien. Me estaba situando en otro lugar. Paseaba por Liverpool con ese abrigo negro. Me levanté y fuí a por una taza de café. No sabía que hacer. Caminaba por casa descalzo sin ningún propósito mientras sonaba "Eleanor Rigby". El tiempo pasaba muy lento y el mar estaba muy tranquilo. Pasé unos minutos en paz, tranquilo, sin preocupaciones. Disfrutando de la situación. Disfrutando de no hacer nada. Me volví a sentar y mi perro se sentó encima de mí. En la esquina estaba apoyada la guitarra. Estaba solo y estaba bien. "Nowhere man". Era una tarde de salón y cristal. De no mirar el reloj. Tenía el corazón en blanco y negro. Había romanticismo en el ambiente. Sobre el cenicero descansaba una colilla. Pensé en muchos momentos. Cogí la Telecaster, Margot, y saqué un blues. No tiene letra pero lo llamé "El blues del sofá".
Gracias John, Paul, Ringo & George por tantas tardes así.


Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

13 de octubre de 2009

Sí, quiero.

Aún no es tarde pero ya es de noche. Estoy en mi habitación. Estoy cansado y tengo miedo. De muchas cosas, sí, de muchas cosas. Busco unas alguna foto por ahí de París y... joder, que triste. En la mayoría sale una puta rubia millonaria! Enfin... Intento encontrar alguna ocupación interesante pero no se me ocurre nada, así que aquí estoy, como siempre que quiero decir algo y no se el qué. Ahora mismo odio mi carácter paranóico. Sólo necesito oir 2 palabras o ver una sonrisa de complicidad en una esquina de mi pantalla. Odio dar las cosas por supuestas. Recuerdo llegar siempre tarde a verla. Caminando deprisa con las manos en los bolsillos de mi abrigo. He cambiado. En este tiempo me ha hecho diferente, me ha hecho mejor. Los que me conocen lo saben. En realidad creo que los dos nos hemos hecho mejores. Me da muy igual el destino. No le tengo miedo. Puedo con él. Sólo quiero verle la cara al despertarme todas las mañanas de mi vida. Darle todo lo que tengo y que ella haga lo mismo. Discutir por ver quien hace la cena y que no le gusten mis camisas. Que me mande dejar la guitarra y verla dormida. Ver una peli abrazados en el sofa mientras en la calle diluvia, o pasear y mojarnos juntos. Todas esas tonterías quiero y en todas esas tonterías pienso. Mucha suerte.

Canción recomendada: Mardy Bum (Arctic Monkeys)

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran

10 de octubre de 2009



Llegamos un par de horas antes. Era viernes. Estábamos acojonados. La sala era enorme e iba a estar llena. Se habían vendido la ostia de entradas y todos querían vernos. Todo estaba perfecto. Listo para empezar. Estábamos por allí haciendo tiempo. Aún no se habían abierto las puertas pero ya había gente esperando fuera. Empezó a sonar música por los altavoces. 10:00. Se abrieron las puertas. La gente empezaba a entrar y a llenar la sala. Pedí una copa para calmar los nervios. Todo el mundo nos buscaba. Estábamos acojonados. Yo bebía sentado. Seguía guiñando ojos. La música estaba muy alta. El escenario estaba al fondo. Nos llamaron para concretar los últimos detalles. Me sentía "like a Rolling Stone". Estaba en mi salsa, concretando volúmenes y cerrando sonidos. Margot ya estaba en el escenario apoyada. Estaba mucho más tranquila que yo. Me senté en una esquina y vi que unos tíos de negro empezaban a vallar el escenario. Había muchísima gente. Habían venido para vernos. Éramos los dueños de su noche. todo dependía de nosotros. Habían pagado una pasta por vernos y había que saldar la deuda. Había que devolverles más de lo que ellos nos habían dado. Ya sólo había hielo en el fondo del vaso. Seguía abrazando a mil personas. Estábamos acojonados. Tenía la púa entre los dedos. Le mandé un mensaje a mi chica. Joder, había muchísima gente. Estaba cansado de saludar. Abracé a Alberto y nos reímos sin decir nada. Estábamos acojonados. Faltaba media hora y nos llamaron para entrar al camerino. Vinieron a decirnos cómo y cuando teníamos que salir. Nos hicieron muchas fotos. Todos estábamos deseando salir. Me cambié de ropa. Apareció el famoso sombrero de Trece. Me senté en el suelo y cerré los ojos. Me temblaban las piernas. Sabía que lo haríamos bien. Se apagó la música. Me asomé por la puerta y la gente empezó a gritar y a señalarme. Cerré y volví a sentarme. Era el momento. Todos nos abrazamos y nos deseamos suerte. Pegamos un par de gritos. Yo empecé a saltar. "Yo saldré el primero". "CARTEL DE SÁBADO!!!" Abrí la puerta. El grito fue increíble. Nunca lo olvidaré. Todo estaba vallado. Corrí entre las vallas y salté al escenario. Recuerdo esos metros como el momento más intenso de mi vida. Me colgué la guitarra. Empezó a salir humo. Cuatro toques de batería y dí el primer acorde en el mayor salto de mi vida. "A flor de piel"

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

8 de octubre de 2009

Mucha suerte

¿Qué hago aquí? Acabo de empezar una entrada con la que no tengo ni idea de lo que voy a hacer. ¿Quizás contar algo?¿Quizás describirme? No. Supongo que esaréis hasta el culo de que os cuente mi vida, de oir si me pongo la chaqueta, si me la quito, si la echo de menos, si no, como son mis pantalones, como me gusta escribir...
Esta entrada va a ser diferente, quiero que sea un mensaje de ánimo para todos aquellos que se sientan solos, superados o agobiados. Poner a girar un vinilo y mirar hacia el mar. Es jodido aceptar que las cosas no son como queremos. Pero amigos, es lo que hay. Siempre se puede seguir y además, a todo se acostumbra uno. Para aquellos que no se conformen con acostumbrarse no tengo nada especial que decir, porque no creo que yo tenga esa valentía, o al menos, en ese sentido. La rutina no siempre es mala. Nos envuelve y hace que el tiempo pase más rápido. Coger una cerveza y sentaros a escuchar música con alguien que merezca la pena. Echar a rodar sentimientos. Disfrutad de los pequeños momentos. Coged vuestro abrigo y salir a dar una vuelta y a pasar un poco de frío. Calcaros un buen roto o haced un poco el payaso. Quedaros hasta las mil en la calle o leed un buen libro. Mucha suerte a todos. Pero sobre todo...

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

6 de octubre de 2009

Y sin embargo...


Yo soy de Brugal y ella de vodka. Ella de Verano y yo de Otoño. A mi me gustan los pantalones largos y a ella los cortos. Yo soy de Winston y ella de Lucky. Yo prefiero tomar algo y ella prefiere el cine. Yo me quedo con Madrid y ella con Barna. Yo en Gijón y ella en Francia. Yo odio los móviles y ella depende de ellos. Ella es de cantar y yo de rascar cuerdas con cariño. Ella de hablar y yo de escribir. Yo vivo de noche y ella de día. Yo busco a alguien como ella y ella a alguien como yo. Yo soy de escuchar y ella de bailar. Soy un loco de Coldplay, pero a ella no le gusta. Yo soy de controlar y ella de desfasar. Ella es de corazón abierto y yo soy incapaz de llorar. Ella es de besar y yo de mirar. Y sin embargo... somos iguales.


Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

4 de octubre de 2009

Fin de Semana

Fin de semana de rock&roll y de conciertos. De amigos y enemigos. De garitos familiares y de otros raros. De conversaciones y cigarros. De autobuses y abrazos. De llegar a casa sin hacer ruido. De esos de estar en la calle porque sí. De Brugal, de Rolling Stones. De caminar solo de vuelta por la playa. De echarte aún más de menos. De saludos vacíos. De pupilas dilatadas. De olvidar y recordar.De alegría, euforia y nostalgia. De quedar siempre en el mismo sitio y con la misma gente. De la rutina que odiamos pero necesitamos. De errores y accidentes. De mi música y mi ambiente. De grandes canciones. De gente limpia. De mis pantalones. De otro mundo. De grandes momentos.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar