6 de enero de 2010

Corazón



Es muy tarde. Ya no hay nadie despierto. todo el mundo duerme, pero yo estoy escuchando jazz sentado en el sofá. Mi contorno se difumina. El humo de un cigarro me dibuja como quiere. Todo es sombra. No voy a pensar. No quiero. Te quiero. Enciendo otro. Ahora mismo ni quiero ni necesito compañía. Me gustaría tener mi par, pero ahora mismo está bien donde está. Sólo la música es capaz de hacerme sentir así. Llena todos los huecos del alma, y los que no es capaz de llenar ayuda a definirlos. El mío está definido en contra de mi voluntad. Suena el piano. Blanco y negro y más humo. No hace frío, pero las luces de los coches corren y se deslizan por mi ventana. Sólo son siluetas. Con el dedo dibujo una nota musical saliendo un corazón. Me levanto-ya son las 3 y media-, cojo el cenicero, coloco mi abrigo en el perchero y apago la música; pero no puedo evitar quedarme mirando al Libro que está medio tumbado encima del aparato. Apago la luz.

Sean moderadamente felices, mucho no, que se acostumbran. Eduardo R. Pomar

No hay comentarios:

Publicar un comentario