Se esconde bajo el sombrero
una vida vacía de hambre,
sin peleas, lejana,
paralela al talento.
Nunca existió el carisma,
ni la aventura,
ni la piel manchada
y rasgada por la calle.
Lo vi todo fácil, de lejos.
Todo desde unos cristales
que el agua nunca traspasaba
y que yo nunca limpié.
Pasaba una vida
sin ver las estrellas por las lágrimas,
segaba de pleno cualquier atisbo
de luz, de paz, de freno.
Y ahora, ni si quiera tengo historias
para escribirle una canción al viento.
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